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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Enfermedades relacionadas con la conducta alimentaria

Enfermedades relacionadas con la conducta alimentaria



Son trastornos complejos frecuentes caracterizados por comportamientos mal adaptados hacia la comida, el peso y la imagen corporal. Suelen inducir problemas somáticos y psicológicos graves en la persona afectada.  

4 afecciones principales

Estos síndromes presentan múltiples síntomas. Asimismo, implican perturbaciones en la percepción de sí mismo, del humor, control de impulsiones y relaciones sociopersonales. 

anorexia

Este trastorno alimenticio consiste en una búsqueda intensa y continua de la delgadez, además de un miedo enfermizo de las consecuencias de alimentarse como la toma de peso o volverse obeso, por ejemplo. La persona que sufre de anorexia se impone una pérdida de peso gradual que puede llevar a la emaciación, es decir, el adelgazamiento morboso. Se observa una verdadera fobia a engordar, la cual es tan intensa que acarrea evitar comportamientos que pueden conllevar a una toma de peso como ingerir alimentos desconocidos, comer sin hacer ejercicios físicos, entre otros.

soBrepeso

y obesidad

Aunque no pertenecen a los trastornos alimenticios en sí, el sobrepeso y la obesidad consisten en problemas relacionados con la comida que acarrean complicaciones en la salud. Se caracterizan por un exceso de masa grasa corporal. Suelen ser debidos a una alimentación abundante y una actividad física pobre. También pueden ser causados por factores psicológicos o genéticos y enfermedades crónicas. El sobrepeso consiste en un exceso ponderal menos avanzado que la obesidad. Se diferencian evaluando el Índice de Masa Corporal (IMC), el cual se calcula dividiendo el peso en kilogramos por la estatura en metros al cuadrado.

hiperfagia

Esta afección se caracteriza por episodios de ingesta excesiva y descontrolada de alimentos. Sin embargo, al contrario de la bulimia, no se acompaña del gesto compensatorio de vomitar, realizar ejercicios físicos o ayunar. Por esta razón, las personas que sufren de hiperfagia suelen ser obesas. Los comportamientos asociados a este trastorno alimenticio son la aceleración al ingerir alimentos, seguir comiendo aunque el estómago esté lleno y aislarse para consumir mayor cantidad de víveres sin que nadie se dé cuenta. Asimismo, la gente hiperfágica suele sentir desamparo como remordimientos, asco o depresión luego de haber comido.

bulimia

Se trata del consumo excesivo de comida acompañado por un sentimiento aterrador de pérdida de control. La persona que sufre de bulimia compensa sus excesos vomitando, utilizando laxativos, realizando ejercicio físico de manera intensa, ayuna al día siguiente, entre otros. El hecho de comer de manera impulsiva acarrea una sensación profunda de vergüenza, ansiedad o depresión. También puede afectar la autoestima, el bienestar y el dominio de sí mismo acerca de la comida. Aunque las personas bulímicas suelen tener un peso normal o sufrir de un poco de sobrepeso, están continuamente preocupadas por la forma de su cuerpo y no pueden vivir sin hacer dietas.

CAUSAs MÁS FRECUENTES

Generalmente, los trastornos alimenticios no son provocados por una causa aislada. De hecho, existen una serie de factores que se combinan y acarrean una afección relacionada con la nutrición en personas más vulnerables. 

Biológicas

Los factores biológicos incluyen la genética, herencia y antecedentes familiares de depresión, ansiedad, trastornos alimenticios y problemas de peso. Esto significa que los rasgos de carácter, temperamento y también vulnerabilidad se pueden transmitir de generación en generación, los cuales son perturbaciones que suelen aumentar el riesgo de desarrollar una afección relacionada con la nutrición. Por otro lado, algunas anomalías genéticas en los neurotransmisores que regulan el apetito y el humor tienen una influencia sobre la aparición de un trastorno alimenticio.

PSICOLógicas

En la mayoría de los casos, los trastornos alimenticios se acompañan de problemas afectivos, ansiosos o de control de las impulsiones. Asimismo, existen algunas características comunes de las personas que sufren de una afección relacionada con la nutrición. Entre éstas, encontramos una baja autoestima, depresión, miedos acerca de la sexualidad, no sentirse listo para ser adulto, tener dificultades en resolver dilemas o tomar decisiones, vivir un evento traumático, presentar problemas para adaptarse a los cambios físicos y periodos de transición.

SOCIEDAD

Siempre se ha transmitido un modelo ideal de belleza en la sociedad. Sin embargo, en los últimos años, este prototipo se ha vuelto más estricto en cuanto a la delgadez. Asimismo, los medios de comunicación contribuyen a destacar imágenes de mujeres y hombres delgados, lo que influye considerablemente en empezar a realizar regímenes dietéticos estrictos que pueden ser nefastos para la salud. Toma en cuenta que las presiones sociales están más relacionadas con el desarrollo de bulimia que con la anorexia.

DIETAS

Los regímenes dietéticos consisten en un factor que contribuye a desarrollar un trastorno alimenticio. Esto no significa que todas las personas que realizan una dieta presentarán una afección relacionada con la nutrición, sino que casi todos los problemas alimenticios empiezan con un régimen dietético. Cuando un individuo no se permite ingerir algunos alimentos, esto provoca reacciones fisiológicas y emocionales que acarrean una sensación de pérdida de control. Las consecuencias habituales a esta percepción son comer frenéticamente o tener miedo en ingerir víveres.

La ayuda psicológica para enfrentar los desÓrdenes alimenticios

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Paola Vargas Méndez

Licenciada en Psicología

Magíster en Salud Mental

El trastorno alimenticio es una enfermedad relacionada con la alteración de hábitos en la alimentación, causada por ansiedad y preocupación excesiva por el peso corporal y aspecto físico.

Generalmente estos tipos de trastornos, más allá de los síntomas que encierra cada uno en especial, son acompañados por el aislamiento de la persona, excesivo cansancio, sueño, irritabilidad, agresión (sobre todo hacia personas conocidas y miembros de la familia), vergüenza, culpa y depresión.

Cuando la persona presenta este trastorno, empieza a tener cambios a nivel cognitivo (en relación al conocimiento de sí mismo y del mundo, sobre el peso, miedo a engordar, alteración del esquema corporal) y/o conductuales (relacionados a ingestas, rutina y vestimenta). En primer lugar, se debe tratar de lograr una comunicación fluida de sentimientos y percepciones de su imagen personal.

Si dicho problema se mantiene, es necesario buscar una orientación profesional psicológica, puesto que, los hábitos alimenticios se van intensificando y la salud física - emocional – mental corre peligro, además que las relaciones familiares se van deteriorando.

Los factores que podrían predisponer a este trastorno son:

-Personales: obesidad, no aceptarse como persona, percibir que se tiene poco control sobre la propia vida, problemas en las relaciones sociales (inseguridad, timidez o introversión), poca espontaneidad y demasiado autocontrol en demostración de afectos, dependencia afectiva, baja autoestima, sensible a opiniones de los demás o influencias del entorno, ansiedad y tendencias depresivas.

-Familiares: parientes obesos, convivir con personas que dan mucha importancia al peso y a la apariencia física, prejuicios y mala transferencia de valores, es decir, la transmisión del concepto de belleza y delgadez como sinónimo de triunfo en la vida.

-Socioculturales: discriminación y rechazo hacia los obesos, manipulación publicitaria, “Mercado del adelgazamiento” como estereotipo o páginas pro–anorexia a través de Internet que han creado una cultura de la delgadez y un “Mito de la Belleza”.

Los factores que podrían desencadenar a este trastorno son la separación, pérdida, problema familiar, recibir críticas sobre el peso y enfrentarse a situaciones nuevas, difíciles o estresantes. Éstos tienen consecuencias en la autoestima y sensación de control del mundo.

Nos damos cuenta que la persona que sufre de este trastorno, le es difícil salir o sobrellevar por sí misma, en este sentido, es que el tratamiento psicológico ofrece distintas terapias para devolverle o desarrollar una buena autoestima, autoconocimiento, manejo adecuado de emociones y poder de autocontrol, para formar nuevos hábitos alimenticios. Esto es posible también gracias al trabajo interdisciplinario del psicólogo, médico y nutricionista.

Además de la persona afectada, también está la familia, que igualmente necesita de la orientación psicológica para trabajar temas como la frustración, instaurar nuevos modelos comunicacionales afectivos en el hogar, replantear los hábitos alimenticios familiares, manejar el estrés, entre otros.



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